Por Elisa Simon
http://dealandalusasefarad.blogspot.com.es/search?updated-min=2013-01-01T00:00:00%2B01:00&updated-max=2014-01-01T00:00:00%2B01:00&max-results=18 - (Visiten su blog, es una preciosidad)
Queridos amigos, en esta ocasión les quiero presentar a un personaje andalusí algo olvidado por la historia. Ibn Gabirol o Avicebron, su nombre latinizado. Fue un gran poeta y filósofo sefardí nacido en Málaga en el siglo hacia el 1021. Sus obras poéticas sí alcanzaron gran difusión entre los asistentes a las sinagogas, mientras que sus tratados filosóficos, no tanto. Sin embargo, formaron parte de los estudios fundamentales en los monasterios cristianos del Medievo.
Su familia procedía de Córdoba, de donde tuvieron que emigrar, cuando el califato cordobés se estaba desmoronando. La vida de Ibn Gabirol no fue fácil. Siendo niño, perdió a sus padres y parece ser que lo separaron de sus hermanos.
“…Doliente, sin madre ni padre,
Pequeño, solo y necesitado,
Separado de mis hermanos, sin más
Compañero que mis pensamientos…”
De repente se encontró solo en el mundo, sufriendo una situación económica precaria y sobre todo arrastrando una enfermedad crónica, que pudiera haber sido tuberculosis de la piel o forunculosis crónica.
“… Sin embargo, aprisionan mis piernas unas llagas,
Que consumen y castigan mi cuerpo;
Cuando creo que se curan, reverdecen,
Pues sube de mi carne un vapor que las riega.
…
Su veneno es como de víbora y serpiente marina,
Parece que las hace arder el Fuerte vengador…”
De aspecto frágil y poco agraciado, unido a su tendencia al aislamiento y carácter colérico, convirtieron su vida en un camino lleno de infelicidad e incomprensión. La melancolía fue compañera de viaje, al igual que su carácter retraído. Moshé Ibn Ezra lo describió así: “su alma irascible dominó su inteligencia”. Ibn Gabirol poseía una mente fuera de lo común, lo cual le llevó en más de una ocasión a sentirse insatisfecho con el mundo que le rodeaba.
La necesidad de una estabilidad económica lo llevó a deambular por al-Andalus en busca de un mecenas. Lo encontró en la capital de la Marca Media, Zaragoza. Durante la estancia de Ibn Gabirol la taifa vivió tiempos convulsos, ya que el poder pasó de la dinastía tuyibí al mando de al-Mundir II a la dinastía de los Banu Hud bajo Sulayman al-Musta´in. En aquella complicada corte, se encontraba Yequti´el Ibn Hassan, un noble dignatario de la corte, que gozaba de gran reputación, tomó a jovencísimo Ibn Gabirol bajo su protección. Nuestro poeta pudo estudiar y formarse en las ciencias y las letras, destacando como un brillante estudiante con un nivel intelectual por encima de la media.
Comenzó a escribir poesía a los dieciséis años, en esos versos se reflejan ya su carácter, que con el paso del tiempo sólo se fue acentuando.
“Yo soy la poesía y la poesía es mi esclava.
Para poetas y músicos soy un arpa
Mis poemas son como coronas de reyes
Tiaras en las cabezas de los magnates
Aquí me veis, tengo dieciséis años
Más mi mente comprende como un octogenario … “
Con veinte años había compuesto ya innumerables poemas en muchos de los cuales vuelca su infelicidad, cólera, fragilidad, debido a la enfermedad que sufría. Todo ello lo llevó a una intensa e inútil búsqueda de la sabiduría y de la espiritualidad.
“Yo soy ese hombre que ciñó su cinto
Y no cejará hasta cumplir su voto;
Su corazón por su corazón se angustia
Y su alma desdeña morar en su carne;
Escogió la sabiduría desde su juventud,
Aunque el crisol del Destino le probará siete veces,
Derribando cuanto construyó, arrancando
Lo plantado y derruyendo su cerca;
Habría alcanzado, de no arreciar la desgracia,
Cerrándole el paso la fuerza del Destino,
Los más altos grados de sabiduría y ciencia
E indagado la base de los tesoros de la mente… “
Durante su estancia en Zaragoza se ganó a pulso el rechazo de parte de la comunidad sefardí, que no lo entendían y no aceptaban su visión del Universo y del hombre, la cual se enfrentaba a la doctrina religiosa. A estas circunstancias habría que sumar la envidia o celos de algunos. Ibn Gabirol, lo que buscaba era poder alcanzar la sabiduría, deseaba alcanzar el máximo estado de sabiduría y espiritualidad. Nadie lo entendía… Su vida sufrió otro duro golpe, cuando su mecenas Yequti´el fue asesinado.
“Mira el sol rojizo de la tarde
Como si se hubiera vestido de escarlata
Despoja de color el norte y el sur
Y reviste de púrpura el occidente
Y la tierra la deja desnuda
Acobardada en la sombra de la noche
Los cielos se oscurecen, vestidos de negro,
De luto por Yequti´el “
A partir de aquel episodio la vida en Zaragoza se convirtió en un infierno, por el desamparo en el que se encontraba y los desaires que recibía de parte de su propia gente.
“Enterrado estoy, pero en mi desierto,
En mi misma casa está mi ataúd …”
Se sentía rodeado de nobles y poderosos pero incultos y miserables. Ellos no entendían las palabras de Ibn Gabirol. Le decían:
“Habla la lengua del pueblo para que te escuchemos. Este lenguaje tuyo es extranjero”
Durante ese tiempo escribió una pequeña obra de ética en árabe. Kitab islah al-ajlaq “Libro de la corrección de los caracteres”. En él, nuestro filósofo plasmó los principios de la ética al margen de la religión. Las virtudes y los vicios se muestran a través de los sentidos y los humores. Ej: el sentido más noble es el de la vista; al que atribuye las cualidades de modestia y altivez, pudor e impudor.
Finalmente, impotente y triste, decidió abandonar Zaragoza hacia el año 1045.
“Mi garganta de gritar ha enronquecido,
Mi lengua se ha pegado al paladar;
Mi corazón está turbado
Por mi enorme dolor y por mi pena;
Ha credo mi tristeza y se ha negado
A dar reposo a mis ojos …
¿Cómo puedes pensar que yo estoy vivo,
Si conoces mi angustia?
¿Te parece poco encontrarme entre gentes
Cuya izquierda a mi diestra equiparan?
Estoy sepultado, no en el cementerio,
Mi ataúd se encuentra en mi propia casa;
Doliente, sin madre ni padre,
Pequeño, solo y necesitado,
Separado de mis hermanos, sin más
Compañero que mis pensamientos…
Vivo cual los avestruces,
Entre locos y perversos,
Siendo mi mente como la del Sabio;
Uno te da a beber veneno de serpientes,
Otro te abre la cabeza y te atormenta…
Se alegraría mi alma con mi muerte,
Si encontrara a la Roca, mi refugio.
Siento hastío de mi vida, aborrezco
El que sea mi cuerpo mi morada,
El día de mí júbilo es quebranto … “
Puso rumbo a la taifa de Granada donde el visir y poeta Samuel Ibn Nagrella, gozaba de la mayor confianza del rey zirí, Badis. Ibn Nagrella lo acogió con generosidad, ya que conocía su gran valía. Nuestro poeta se ocupó de la educación del hijo de Ibn Nagrella, Joseph. Durante su estancia en Granada vivió una etapa de tranquilidad y equilibro emocional. Por fin, había encontrado un amigo en Joseph, su vida social mejoró.
“Ven, amigo mío, compañero de las luminarias
Ven conmigo y pernoctemos entre las alheñas;
Ya ves que ha pasado el invierno y
Se oye en nuestra tierra el alboroto
De golondrinas y tórtolas … “
Su relación con el visir, Samuel Ibn Nagrella, tuvo sus altibajos, debido al fuerte carácter de ambos, pero siempre se guardaron respeto y cierto cariño. Uno de sus desencuentros había sido a raíz de la crítica a un poema de Ibn Nagrella, que Ibn Gabirol lo calificó de frío…
Hacia 1056 murió Samuel, las circunstancias para nuestro poeta cambiaron y una vez más la soledad regresó a su vida. Lamentablemente se pierde el rastro de Ibn Gabirol, aunque una vez más la poca información nos llegó de poetas posteriores. Según Moshé ibn Ezra, Salomón ibn Gabirol vivió sus últimos años en Valencia, donde murió hacia el 1058 sin haber alcanzado los 40 años.
Ibn Gabirol, compuso su obra poética en hebreo, dominaba a la perfección la temática poética, el lenguaje refinado, las imágenes, sus ansias de saber.Entre sus obras de carácter profano volcó sus sentimientos más profundos:
“Muy grande es mi dolor, incurable mi herida,
Mi fuerza me abandona y mi vigor está debilitado,
Sin escape ni huida está mi alma,
Ni hay lugar en el que yo tenga calma.
Tres cosas se juntaron con mí, extenuando
Mi carne corporal y mi penado espíritu:
Grande culpa, mucho sufrimiento y soledad
¿ y quién podría resistir a los tres?
¿Acaso soy yo el mar o el marino dragón?
¡Oh Dios mio!
¿son de hierro mis huesos o de bronce?
En mí, al que acosan en todo tiempo las desgracias,
Como si en heredad se me entregaran,
¿sólo en mí vas a buscar la falta, como si
En otros hombres no pudieras buscarlas?
Mira, pues, la fatiga de tu siervo y su miseria
De quien el alma es cual ave apresada
Y seré para ti siervo perpetuo y
Jamás pediré liberación”
Ibn Gabirol se adaptó muy bien a la temática profana árabe escrita en hebreo, inspirándose en la belleza, el amor, el vino, la naturaleza, por ejemplo este poema:
“Ese tallo que ha levantado mi corazón con sus flores,
Brote de mirto que plantó el amor en sus anhelos,
Se yergue cual pedestal de marfil para todos hermoso,
Amado, con la cintura estrecha cual un enamorado;
Entenderás el misterio del amor al ver los corazones,
Ya que al ofrecerle tu corazón, te alcanza él sus ojos.
Lloraban los amantes por mí, más ya no lloran,
Pues con zureo de paloma gimo yo ante sus palomos.
Sus mejillas son cual manzanas doradas labradas
De plata, como palabras que se dicen a su tiempo.
Siente vergüenza la luna al ver el brillo
De su tez, se postra el sol sobre su rostro.
Sus pechos son como granadas de oro con adornos
Dorados, ¡ojalá pudiera yo chupar esas granadas! “
Entre sus composiciones litúrgicas, sus obras gozaron de gran prestigio. Según Antonio Antelo Iglesias “para el judaísmo medieval y moderno, Ibn Gabirol fue un himnógrafo de la liturgia sinagogal”
Destaca Azharot, sobre los preceptos de la Torah o el Keter Malkut o Corona real, una composición donde realizó una reflexión sobre la grandeza de Dios y sus atributos, a continuación hizo una descripción de cada uno de los elementos de la creación y del papel que ocupan el alma y cuerpo del hombre en el universo, le sigue otra reflexión sobre el hombre, ante la conciencia de su concupiscencia y de su propia pequeñez.
“Tú vives, más no desde un tiempo fijado, ni desde un momento conocido.
Tú vives, más no con espíritu ni alma, pues Tú eres alma para el alma.
Tú vives, pero no como la vida del hombre, a la vanidad comparable, que termina en polilla y gusano.
Tú vives, y el que alcance tu misterio hallará placer eterno, “comerá y beberá eternamente”.
Tú eres luz excelsa, te divisan los ojos de las almas puras, más las nubes de los pecados te ocultan de sus ojos.
Tú eres luz latente en este mundo y desvelada en el mundo visible “en el monte del Señor se verá”.
Tú eres luz eterna, los ojos de la mente por ti languidecen y se asombran, más “solo su parte extrema verán, no le contemplarán entero”.
Los tratados de filosofía los redactó en árabe, el más importante se conoce bajo el nombre latino de FONS VITAE, el original en árabe se perdió. Se tienen referencias, citas y fragmentos, gracias a autores posteriores. Se conservó, sin embargo, el texto traducido al latín, en el siglo XII por Dominicus Gundisalvus y Johannes Hispanus. Teólogos y filósofos peninsulares y europeos estudiaron a fondo “Fons Vitae”. Existe también una traducción parcial en hebreo realizada en el siglo XIII.
Se trata de una obra metafísica, donde expone su visión neoplatónica del Universo, sin recurrir a la Biblia. Esta escrita en forma de dialogo entre un maestro y su alumno. Ibn Gabirol centra su filosofía de Fons Vitae en la universalidad de la materia: todo cuanto existe, se compone de materia y forma, incluso el alma. Sin embargo, materia no equivale a cuerpo, sino que cabe interpretarla como “potencia” opuesta a “acto”. Para nuestro filósofo la Voluntad es la causa primera del ser y del movimiento, a partir de la cual se suceden la materia y la forma universales, el intelecto universal, el alma universal. (texto del libro de Antonio Antelo Iglesias, ver bibliografía) Creo que será más sencillo leer directamente a nuestro filósofo, para conocer un poco más este tratado.
Extracto de Fons Vitae: “el conocimiento de la esencia primera. La materia y la forma universales:
“Maestro.- Preguna lo que quieras, que estoy dispuesto a complacerte.
Discípulo.- ¿Qué es, pues, lo que el hombre debe buscar en esta vida?
Maestro.- Puesto que la parte inteligente del hombre es de todas las suyas la mejor, lo que más le importa buscar es la ciencia; lo que de la ciencia es más necesario saber, es que se sepa a sí mismo; para que por esto sepa en verdad las otras cosas que están fuera de él, porque su esencia es comprenderlo y penetrarlo todo, y todas las cosas están sujetas a su potestad; con esto debe buscar también la ciencia de la causa final para la que ha sido creado, para que se aplique mucho a ella, pues que por esto se consigue la felicidad.
Discípulo.- La esencia del hombre tiene causa final. ¿Por qué?
Maestro.- ¿Cómo no, cuando todas las cosas están sujetas a la voluntad del solo grande? …
Sigue más adelante ”…porque la voluntad es la virtud divina que todo lo crea y todo lo mueve; luego es imposible que sin ella se haga nada …” prosigue en otro párrafo “…el movimiento, por el que todas las cosas están engendradas, está sujeto a la voluntad; preciso es, por tanto, que el movimiento de aquéllas dependa del movimiento de ésta, y su reposo, de su reposo.” El discípulo sigue preguntando y el maestro le responde: “Se sigue que la quietud y el movimiento en la generación del hombre, tenga por causa la voluntad que obliga” “…la causa final de la generación del hombre es la aproximación de su alma al mundo más elevado, para que cada cual retroné a lo que le es semejante.” “Llegamos a ello por la ciencia y por la obra, porque por la ciencia y por la obra se une el alma a la vida más elevada, pues que la ciencia conduce a la obra y la obra separa del alma los enemigos que la dañan y la repone en su naturaleza y en su substancia; y en general, la ciencia y la obra emancipan al alma de la cautividad de la naturaleza y la libertan de sus tinieblas y obscuridad, y de este modo el alma recobra su vida más elevada…”
En otra parte de este tratado el maestro le dice a su alumno:
“Maestro: No debes creer que el conocimiento de la materia y de la forma puede bastarte totalmente; no te apresures: esfuérzate por entender la esencia de cada una de ellas, la materia universal y la forma universal, despojadas una de otra …Cuando hayas hecho esto, tu alma se hará más sutil, tu inteligencia se iluminará y penetrará hasta el mundo de la inteligencia y entenderás la universalidad de la materia y de la forma; y la materia con todas las formas que están en ella serán para ti como un libro abierto y te hará pensar por la inteligencia de sus dibujos, percibirás con tu entendimiento sus figuras, y esperarás poder alcanzar su conocimiento, que es el que sigue a éste …
Discípulo: ¿Qué fruto obtendremos con este trabajo?
Maestro: La liberación de la muerte y la unión a la fuente de la vida.”
Como ven, son temas muy profundos y para mí difíciles de plasmar de forma sencilla en este artículo. Los invito a leer de forma completa este primer extracto de Fons Vitae, en el libro Judíos Españoles de la Edad de Oro del autor Antonio Antelo Iglesias. Pág. 93 – 103.
BIBLIOGRAFIA:
- Judíos españoles de la Edad de Oro (siglos XI – XII), Antonio Antelo Iglesias – Fundación Amigos de Sefarad, Madrid 1991
- Poetas hebreos de al-Andalus (siglos X – XII) Antología – Ángel Sáenz-Badillos y Judit Targarona Borrás. Ediciones El Almendro, Córdoba
- Literatura hebrea en la España Medieval. Ángel Sáenz-Badillos – Fundación Amigos de Sefarad, Madrid 1991
- http://plato.stanford.edu/entries/ibn-gabirol/ Stanford Encyclopedia of Philosophy. Es un post muy completo, lleno de detalles y con una amplísima bibliografía.
- http://es.geocities.com/judios_sefarad/gabirol10.htm