William Adolphe Bouguereau

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viernes, 4 de octubre de 2013

LA MUJER MORISCA

La clandestinidad en la que vivieron las familias moriscas, fue incrementándose en la medida en que fue haciéndose mas y mas fuerte la represión eclesiástica y civil sobre las comunidades moriscas .
De ahí que la mayoría de las actividades propias de la religiosidad musulmana y de las costumbres y tradiciones moriscas, hubieran de refugiarse en el interior de los hogares al abrigo de la vida cotidiana y con la protección y la complicidad de familia y vecinos.
Ni al abrigo de sus muros estuvieron a salvo los moriscos de ser denunciados, multados o llevados ante el Santo Oficio, pues numerosos bandos dados a conocer en todos los Obispados donde vivían comunidades de cristianos nuevos autorizaban a alguaciles, párrocos y cristianos viejos a entrar en las viviendas moriscas de día o de noche y comprobar que ni se cocinaba lo que no se debía, o si habían imágenes de santos en las paredes, o se hablaba el algarabía o….se detectaban cualquiera de los miles de rasgos culturales y religiosos sobre los que sostenían su identidad colectiva e individual.
La mujer por lo tanto cumplió un doble papel en el seno de la familia morisca. Su trabajo en el interior del domicilio familiar, no se reducía tan solo a las actividades estrictamente domésticas, que no eran precisamente pocas ,y entre las que se encontraba la cría de los animales domésticos, salir a fuentes y arroyos a lavar la ropa, hacer la comida, encalar las paredes, traer el agua y todo cuanto muchas de nuestras abuelas aun recuerdan de la vida tradicional en los núcleos rurales de la Península.
También trabajaba la mujer morisca en las industrias de transformación de productos. En pueblos como Crevillente eran famosas las alfombras y esteras que fabricaban las mujeres moriscas para su posterior comercialización, también en Murcia y Valencia se trabajaba la seda lo que implicaba como en muchos otros lugares la existencia de telares domésticos, ruecas y devanadoras de lana y otros objetos de uso corriente en las economías rurales de la época.
Pero además fue precisamente la mujer morisca la transmisora de los factores identitarios, culturales y religiosos que cualificaron la resistencia cultural morisca hasta los mismos días de la expulsión. Trabajo especialmente difícil pues implicaba apercibir a los niños para que pudieran sobrellevar con el menor peligro posible su doble condición de cristianos fueran y musulmanes en casa.Numerosos son los datos que nos ilustran sobre las graves consecuencias que podía tener para los padres una debilidad o un despiste inocente de los niños para su propios padres.
Fue la mujer morisca la que continuó elaborando las comidas y productos tradicionales y legándolo a las generaciones posteriores. Fueron las mujeres moriscas las que mantuvieron con mas empecinamiento y voluntad las indumentarias heredadas de madre y abuelas, hasta el punto de ser duramente reprimidas por llevar sus almalafas, zapatos de color o aderezos y joyas “ a la morisca”.
Las mujeres mantuvieron en pié tradiciones de boda ,nacimiento y entierro siendo las auténticas protagonistas de que el ciclo vital de los moriscos sufriera lo menos posible los embates de la represión eclesiástica.
Cuando nacen los niños son las madres obligadas a llevarlos a la Iglesia, presentarlos y bautizarlos ,pero serán también las que a la vuelta a casa lleven a cabo las ceremonias de descristianización de los infantes (las fadas).Cuando muere un moriscos, ellas serán las que velen, amortajen y laven a la musulmana a los difuntos, elaboren las mortajas y acondiciones las casas para las ceremonias.
La Inquisición y autoridades civiles y eclesiásticas no eran ignorantes de este papel. La represión sobre las mujeres no fue nunca menor que la ejercida sobre los moriscos varones. Es mas. En algunos momentos y en algunas zonas específicas, los jueces del Santo Oficio saben que si logran romper la resistencia de las mujeres tendrán el camino abierto a la represión de toda la comunidad.
Alejadas de la escuela, son sin embargo las celosas guardianas de la algarabía. Las primeras palabras que reciben los niños moriscos en numerosos pueblos de la península (especialmente, pero no solo, en Valencia y Granada) son en árabe.
En el interior de la Comunidad criptomusulmana, la mujer morisca parece haberse mantenido fuera de la esfera de las actividades mas públicas .No en el seno de las pequeñas localidades, donde conviven unas pocas decenas de familias y en las que resulta complicado diferenciar el espacio domestico del público, si en el marco de las grandes morerías de los pueblos de población mixta. Este apartamiento de lo público (comercio, viajes, gestiones ante las autoridades) explica que en muchos casos nos encontremos que mientras la población de los varones era notoriamente bilingüe en su vida cotidiana, las mujeres sean en general “muy poco ladinas” como comentaban los párrocos.
No pcas veces vemos a las moriscas pedir traductores cuando se ven encausadas ante el Santo Oficio, o mostrarse totalmente ignorantes de castellano o Valenciano ,ante los espantados Visitadores que las interrogan sobre su conocimiento de la Fe
Artículos relacionados:
1.-VICENT,Bernard: "Las mujeres moriscas" en G. Duby y M Perrot (eds.).Historia de las Mujers.Del renacimiento a la Edad moderna,Barcelona,Santillana,1994.
2.-LOPEZ DE LA PLAZA,G. :"Las mujeres moriscas granadinas en el discurso político y religioso de la Castilla del Siglo XVI (1492-1567)", En la España Medieval,16,1993.
3.-GARCIA HERRERO, M.C.:"Las mujeres en la Zaragoza del Siglo XV",Zaragoza,Ayuntamiento 1990.

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