“Cuando todos los andaluces conozcan su verdadera historia y esencia, será cuando llegaremos a obtener la fuerza necesaria para exigir el respeto que se nos debe, por tener una personalidad tan diferente de aquella que trataron de imponernos por la fuerza".
El rey morisco Aben Humeya, rey que se sublevo ante el poder establecido, para defender la cultura y costumbres de todo un pueblo y que tras luchar ferozmente contra sus enemigos en clara desventaja, fue traicionado y asesinado por uno de los suyos.
El próximo 24 de Diciembre, se cumplen 438 años del coronamiento de Fernando de Córdoba y Valor (Aben Humeya) como Rey de Andalucía en los prolegómenos del levantamiento de las Alpujarras, donde moriscos andaluces se sublevan contra los invasores castellanos.
Este levantamiento se produce por el incumplimiento de las capitulaciones por parte de los castellanos. Las Capitulaciones, fueron acuerdos entre Estados: los reinos Andalusíes de un lado y Castilla y Aragón de otro, en el que los primeros rendían vasallaje a los segundos, a cambio de que estos respetaran su lengua, su religión, sus costumbres, sus propiedades y sus vidas.
Conquistada Granada en 1492, las condiciones de existencia de los moriscos quedan recogidas en las Capitulaciones de Santa Fe, en las que se les permitía entre otras cosas mantener sus propiedades, sus costumbres y su religión. Estas condiciones se quebrantaron desde el primer momento, obligando a los moriscos, en pocos años y por la fuerza, a convertirse al cristianismo. Muchos moriscos convertidos se seguían sintiendo musulmanes y practicaban a escondidas su religión.
Con Felipe II, auténtico fanático religioso, la opresión se hace insoportable para los moriscos, obligándoles no sólo al cambio de religión, sino a un abandono de sus costumbres, tradiciones y vestimentas ("se les prohíbe el uso del vestido morisco, las fiestas, el uso de los baños, y se les obliga a dejar las puertas de las casas abiertas y llevar las mujeres el rostro descubierto"). Por otro lado, los cristianos y militares (2 ó 3 familias en cada pueblo) sometían a la gran mayoría de población morisca a continuas vejaciones, dando lugar a que muchos moriscos se refugien en la sierra y se dediquen al pillaje y a la venganza ("los monfíes").
Empieza ahora un largo y penoso éxodo para los moriscos del Reino de Granada por toda la Península, Norte de África y América. Durante años vagaron sin rumbo fijo, soportando vejaciones de todo tipo, muertos de hambre, con sus ropas hechas jirones, ... por ley no podían recibir auxilio de ningún cristiano. Para los que aún poseían algunos recursos el exilio era posible, pero para los menos afortunados (la mayoría eran agricultores, pastores y artesanos humildes) y los que aún se resistían en dejar la tierra de sus antepasados, la única solución era pasarse por cristianos viejos e intentar volver al reino de Granada con el paso de los años.
Solo siete años tardaron los conquistadores en incumplir los acuerdos pactados, publicando innumerables “pragmáticas” en las que se prohibía utilizar la lengua en la que se expresaban y escribían los andaluces, el árabe clásico y el dialectal, se prohibía vestir sus trajes habituales, se prohibían sus ritos religiosos, sus costumbres, quemando sus libros, su conocimiento, su cultura, su historia, su memoria…confiscándoles tierras y propiedades, desintegrando comunidades al desarraigar a los moriscos de sus poblaciones de origen, exiliándolos de unas partes a otras de Andalucía, obligando a muchos de ellos a huir a otras tierras donde poder vivir sin renunciar a su cultura y a sus creencias.
Esta política de genocidio cultural fue completada con la falsificación histórica relativa a la identidad de la población Andaluza, mediante un sistema educativo que obvió la historia de Andalucía, para imponernos la historia de Castilla (España), aderezada con la mayor patraña jamás contada: en el año 711 los árabes invaden “España”, en Covadonga se inicia la reconquista, expulsando a los árabes y repoblando Andalucía con Castellanos y Gallegos. De esta manera tan burda y gracias a 500 años de ausencia de libertad, han borrado del Andaluz cualquier resquicio de su identidad, asumiendo la identidad de los conquistadores, y evitando (con numerosísimas excepciones en los siglos XV, XVI, XVII y XVIII), cualquier levantamiento de la población Andaluza contra el poder establecido.
Del éxito del trabajo de los inquisidores y censores españoles, que han impedido que los Andaluces conozcamos nuestra historia, asumiendo nuestra identidad propia, peculiar, diferenciada del resto del estado español, por cultura, lengua e historia, resulta la actual falta de identificación de la población andaluza con los movimientos nacionalistas.
Por todo ello, los andaluces de conciencia, deberemos solicitar de los partidos políticos y del parlamento andaluz, sean tomadas en cuenta las siguientes reivindicaciones:
1.- Nombramiento de Fernando de Valor como hijo predilecto de Andalucía por ser el primer Andaluz en luchar por la libertad de nuestra tierra.
2.- Potenciación de la enseñanza del idioma árabe, pues gran parte de nuestra historia está escrita en ese idioma y recuperarlo es el mejor homenaje que podemos hacerle a aquellos andaluces que fueron ajusticiados por la inquisición por hablarlo y escribirlo.
3.- Reconocimiento y consideración de Andaluces para todos aquellos descendientes de Andaluces moriscos que por la represión del Estado español tuvieron que salir de Andalucía, tal y como hizo el Rey de España D. Juan Carlos I con los Sefardies españoles.
4.- Cambios en los planes de estudios para que los jóvenes Andaluces conozcan la historia y cultura de su tierra, sin prejuicios ni mentiras.
5.- Dotación de fondos para la recuperación del patrimonio arquitectónico andalusí.
6.- Solicitud al Estado español y a la Iglesia Católica para que pidan perdón al pueblo andaluz por el genocidio cometido sobre su población y por quinientos años de opresión y marginación política, social y económica.
En estos días, en que se está debatiendo la “ley sobre la memoria histórica” en el parlamento español, siendo solicitada la incorporación a dicha ley de la anulación de las sentencias del franquismo, entre ellas la que condena a Blas Infante, Padre de la Patria Andaluza, por su labor en pro del nacionalismo y de la dignidad andaluza, no debemos olvidarnos de aquellos a los que el mismo Blas Infante consideró como precursores del Nacionalismo Andaluz: los moriscos levantados frente al poder genocida de Castilla, representados por el hombre al que estos decidieron otorgarle el título de Rey de Andalucía: Fernando de Córdoba y Valor: ABEN HUMEYA.
Alí Manzano
Fuentes:
http://alimanzano.blogspot.com.es/2014/03/aben-humeya-rey-de-los-andaluces.html
http://www.aldearural.com/alpujarra/historia/aben%20humeya.htm